Sorprender al hermano mayor, sea niña o niño, es una de las tareas más difíciles con la llegada del nuevo bebé a la familia. Durante nueve meses, muchas de las atenciones están centradas en ese ser pequeñito que está creciendo en el vientre de mamá.
Pero qué pasa con su hermano mayor, ese que está allí atento a ver cómo crece la barriga de su mamá y a tratar de entender cómo desde ahí va a salir su compañero de juegos y alguien con quien compartir el cariño de sus padres…Oh…oh… el cariño de sus papás: acaso en algún momento pensó en eso?
Probablemente, eso aún no ha pasado por su mente, pero día a día se está dando cuenta, que algo está cambiando a su alrededor y no es sólo la pancita de su mami, sino también la atención que le brindan papá y mamá.
Ya se está acercando el momento del nacimiento; los preparativos para el recibimiento del bebé, avanzan. Escuchamos experiencias, revisamos blogs y páginas sobre lo que debemos hacer y cómo involucrar a tu hijo mayor en ese proceso, que aunque ya somos padres, en algún momento se presenta como algo desconocido y distinto al anterior.
Sí, siempre es diferente, tu embarazo no es igual, tu forma de ver la vida tampoco, sobre todo cuando hay unos cuantos años de distancia entre ambos niños… pero esa es otra historia.
Y en esa búsqueda de hacer lo que creemos conveniente, lo mejor para ambos niños, leemos y leemos, hablamos con amigos, escuchamos a expertos y sobre todo a los abuelos, esos sabios mentores que buscando allí en sus recuerdos, siempre nos alientan con algún consejo.
En mi caso he tenido una grata experiencia, no sólo con la amplia diferencia de edad entre mis dos hijos, nueve años, sino en la forma como he asumido la maternidad.
Una de mis ocupaciones durante el embarazo fue involucrar a mi hija mayor en decisiones que son importantes, como el color de la habitación de su hermano y ya habiendo compartido tanto con los hobbies de su papá, sabíamos que era evidente que la decoración escogida serían los aviones y helicópteros, de eso no hay duda cuando papá es aeromodelista en su tiempo libre.
Pero, cómo hago ese día tan esperado para unir mis amores, porque ya era fabuloso que fuera varón; todos pedimos que fuera niño y ya eso era motivo de alegría extrema.
Recordé las palabras y experiencias de una amiga, cuya amistad nació justamente gracias a nuestras hijas… Lo cierto fue que me preparé y el día que nació mi hijo todo estaba listo en la habitación, la cesta con unos deliciosos y hermosos cupcakes de avioncitos, las tarjetas que cuidadosamente había hecho yo misma con un mensaje en el que participamos los tres, y una torre de cakepops con mensajes de agradecimiento a quienes nos visitaban para conocer al bebé.
Todos en la habitación descubriendo el rostro del bebé, y tras un toque a la puerta entra la enfermera y pregunta por mi hija mayor, diciendo que su hermanito cuando nació le trajo un regalo: era un hermoso arreglo de globos con una tarjeta que de inmediato se apresuró a leer, en la que su hermano le trae un mensaje y le da las gracias por esperarlo tanto y desear que naciera.
Entonces no sólo estaba pendiente de atender a quien llegara a conocer a su hermano, sino de agradecerles con un rico cupcake y a contarles del regalo que le trajo su hermanito y que luego estuvo varios días adornando su habitación. Ese día todos los adultos se sorprendieron gratamente y sus amigos estaban maravillados de que eso pudiera ser posible.
Un año después esa tarjeta la guarda en un lugar especial, donde están sus tesoros más preciados.
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